martes, 18 de febrero de 2014

Una pequeña fábula


¡Ay! -dijo el ratón-. El mundo se hace cada día más pequeño. Al principio era tan grande que le tenía miedo. Corría y corría y por cierto que me alegraba ver esos muros, a diestra y siniestra, en la distancia. Pero esas paredes se estrechan tan rápido que me encuentro en el último cuarto y ahí en el rincón está la trampa sobre la cual debo pasar.
-Todo lo que debes hacer es cambiar de rumbo -dijo el gato... y se lo comió.


Franz Kafka

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miércoles, 12 de febrero de 2014

La creación



La mujer y el hombre soñaban que Dios les estaba soñando. Dios los soñaba mientras cantaba y agitaba sus maracas, envuelto en humo de tabaco, y se sentía feliz y también estremecido por la duda y el misterio.
Los indios makiritare saben que si Dios sueña con comida, fructifica y da de comer. Si Dios sueña con la vida, nace y da nacimiento.
La mujer y el hombre soñaban que en el sueño de Dios aparecía un gran huevo brillante. Dentro del huevo, ellos cantaban y bailaban y armaban mucho alboroto, porque estaban locos de ganas de nacer. Soñaban que en el sueño de Dios la alegría era más fuerte que la duda y el misterio.; y Dios, soñando, los creaba, y cantando decía:
-Rompo este huevo y nace la mujer y nace el hombre. Y juntos vivirán y morirán. Pero nacerán nuevamente. Nacerán y volverán a morir y otra vez nacerán. Y nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira.


Eduardo Galeno

viernes, 7 de febrero de 2014

Cuento LI


Recibió un caballero por criado, al parecer simple, un mozo llamado Pedro, y por burlarse de él, diole un día dos dineros, y díjole:
-“Ve a la plaza y tráeme un dinero de huevos y otro de ays.”
El pobre mozo, comprado que hubo los huevos, se burlaban y se reían de él, viendo que pedía un dinero de ays.  Conociendo que su amo lo había hecho por burla , puso los huevos en la capilla de la capa, y encima de ellos un manojo de ortigas, y llegando a casa, díjole el amo:
-“Pues, traes recaudo?”
Dijo el mozo:
-“Sí, señor: ponga la mano en la capilla y sáquelo.”
Puesta la mano encontró con las ortigas y dijo:
“Ays”.
Y dijo el mozo:
“Tras eso vienen los huevos, señor”.



Juan de Timoneda